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marcepax's review against another edition
dark
mysterious
tense
medium-paced
- Plot- or character-driven? Character
- Strong character development? No
- Loveable characters? No
- Diverse cast of characters? No
- Flaws of characters a main focus? Yes
4.0
Graphic: Domestic abuse and Classism
Moderate: War
Minor: Animal cruelty
arxchiell's review against another edition
dark
mysterious
reflective
fast-paced
- Plot- or character-driven? Character
- Strong character development? It's complicated
- Loveable characters? It's complicated
- Diverse cast of characters? No
- Flaws of characters a main focus? Yes
5.0
Graphic: Death, Misogyny, Sexism, Police brutality, Grief, Death of parent, and Classism
Moderate: Mental illness
Minor: Child death, Rape, Forced institutionalization, Trafficking, Car accident, Pregnancy, Abandonment, and War
torismazarine's review against another edition
dark
fast-paced
- Plot- or character-driven? A mix
- Strong character development? No
- Loveable characters? It's complicated
- Diverse cast of characters? No
- Flaws of characters a main focus? Yes
5.0
Graphic: Child death, Death, Misogyny, Murder, and Classism
Moderate: Ableism, Confinement, Kidnapping, Grief, and War
Minor: Domestic abuse, Trafficking, Stalking, and Pregnancy
danidamico's review
dark
- Plot- or character-driven? A mix
4.0
Libro comprado en la FED 2023
En esta novela, Layla Martínez utiliza el terror del modo que más me gusta: para explorar problemáticas sociales, ansiedades colectivas y los traumas históricos de un pueblo. Confluyen en el texto la dimensión personal y privada de la historia familiar de Martínez, con la dimensión pública de la historia del franquismo y la división de clases en España. A través de sus personajes, la autora muestra cómo aquellos traumas y ansiedades se adhieren a nosotros, se transforman en fantasmas que acechan nuestra existencia, sobreviven y perduran a través del dolor. La muerte como algo que permanece entre nosotros y deja sus marcas. En Carcoma, la muerte alimenta una casa, funciona como la leña en la chimenea que la mantiene de pie y cuyo humo aspiran sus habitantes: una abuela y una nieta, que cargan con el peso de toda su herencia intergeneracional.
El relato comienza con un hombre que engaña mujeres y las obliga a ejercer la prostitución en una región rural sumida en la pobreza. Luego viene la guerra, la persecusión política. Es un libro que marca fuertemente una línea entre aquellos que miran a los demás desde arriba y quienes son mirados. Sin embargo, Martínez no se limita a mostrar esa diferencia y simplemente denunciarla. Este texto es un ejercicio de venganza.
Sin embargo, a pesar del elemento de la venganza, no me resultó un libro que se resuelve en un acto catártico para sus protagonistas. Creo que en la sociedad que muestra Carcoma no hay alivio posible, no hay forma de salirse del sistema de opresión, porque esto no empieza ni se termina con los Jarabo. Pero al menos la autora les da autonomía a sus protagonistas, las remueve del lugar común de la víctima y eso ya es mucho más de lo que logran conseguir un montón de mujeres.
La construcción del texto en sí es muy interesante también. Martínez reparte el relato entre dos voces narradoras que se van intercalando con cierta cualidad que parece casi espontánea, como si las voces simplemente aparecieran allí por impulso. En ambos casos está bastante presente el uso de la oralidad, por ejemplo, en los capítulos que narra la abuela aparecen con mayor fuerza expresiones coloquiales, "errores" que no cumplen con las reglas gramáticas, marcas de la región y de otra época. Los capítulos narrados por la nieta se distinguen sobre todo por el escaso uso de comas y puntos, hay una sensación de un fluir desenfrenado. Al principio de la novela, las dos voces están más diferenciadas entre sí, casi antagónicas, pero a medida que avanza parece que se fundieran una con la otra.
En fin, me gustó mucho esta novela y cumplió bastante con las expectativas que venía acumulando desde hace meses. Desde el punto de vista más "técnico" o narrativo, por decirlo de alguna manera, siento admiración por lo que construyó Layla Martínez, es muy difícil lograr lo que ella logra con la estructura y el lenguaje, todo lo que ya desarrollé en este comentario. Lo único negativo que tengo para decir y la razón por la cual no terminé de alucinar con el libro es que no pude conectar en un nivel emocional con los personajes, el disfrute fue más bien cerebral que algo del orden de las emociones. Esa distancia es lo único que no funcionó para mí.
En esta novela, Layla Martínez utiliza el terror del modo que más me gusta: para explorar problemáticas sociales, ansiedades colectivas y los traumas históricos de un pueblo. Confluyen en el texto la dimensión personal y privada de la historia familiar de Martínez, con la dimensión pública de la historia del franquismo y la división de clases en España. A través de sus personajes, la autora muestra cómo aquellos traumas y ansiedades se adhieren a nosotros, se transforman en fantasmas que acechan nuestra existencia, sobreviven y perduran a través del dolor. La muerte como algo que permanece entre nosotros y deja sus marcas. En Carcoma, la muerte alimenta una casa, funciona como la leña en la chimenea que la mantiene de pie y cuyo humo aspiran sus habitantes: una abuela y una nieta, que cargan con el peso de toda su herencia intergeneracional.
El relato comienza con un hombre que engaña mujeres y las obliga a ejercer la prostitución en una región rural sumida en la pobreza. Luego viene la guerra, la persecusión política. Es un libro que marca fuertemente una línea entre aquellos que miran a los demás desde arriba y quienes son mirados. Sin embargo, Martínez no se limita a mostrar esa diferencia y simplemente denunciarla. Este texto es un ejercicio de venganza.
Sin embargo, a pesar del elemento de la venganza, no me resultó un libro que se resuelve en un acto catártico para sus protagonistas. Creo que en la sociedad que muestra Carcoma no hay alivio posible, no hay forma de salirse del sistema de opresión, porque esto no empieza ni se termina con los Jarabo. Pero al menos la autora les da autonomía a sus protagonistas, las remueve del lugar común de la víctima y eso ya es mucho más de lo que logran conseguir un montón de mujeres.
La construcción del texto en sí es muy interesante también. Martínez reparte el relato entre dos voces narradoras que se van intercalando con cierta cualidad que parece casi espontánea, como si las voces simplemente aparecieran allí por impulso. En ambos casos está bastante presente el uso de la oralidad, por ejemplo, en los capítulos que narra la abuela aparecen con mayor fuerza expresiones coloquiales, "errores" que no cumplen con las reglas gramáticas, marcas de la región y de otra época. Los capítulos narrados por la nieta se distinguen sobre todo por el escaso uso de comas y puntos, hay una sensación de un fluir desenfrenado. Al principio de la novela, las dos voces están más diferenciadas entre sí, casi antagónicas, pero a medida que avanza parece que se fundieran una con la otra.
En fin, me gustó mucho esta novela y cumplió bastante con las expectativas que venía acumulando desde hace meses. Desde el punto de vista más "técnico" o narrativo, por decirlo de alguna manera, siento admiración por lo que construyó Layla Martínez, es muy difícil lograr lo que ella logra con la estructura y el lenguaje, todo lo que ya desarrollé en este comentario. Lo único negativo que tengo para decir y la razón por la cual no terminé de alucinar con el libro es que no pude conectar en un nivel emocional con los personajes, el disfrute fue más bien cerebral que algo del orden de las emociones. Esa distancia es lo único que no funcionó para mí.
Graphic: Confinement, Death, Domestic abuse, Misogyny, Sexual violence, Murder, War, and Classism