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A review by efimerabonhomia
Los pazos de Ulloa by Emilia Pardo Bazán
4.0
En mitad del siglo XIX, en una Galicia caciquista comida por las ideas enseñadas a través de imágenes de esperanza en las iglesias nos situamos en Los Pazos de Ulloa, una construcción llevada por un marqués falso donde conviven toda la crítica y sátira que Doña Emilia desea sacar: retratar a la sociedad gallega basándose en el análisis de los poderes políticos y sociales, el imperialismo de la iglesia en una figura de un personaje que se sobreanaliza y busca toda solución en un libro que halaga al Dios creador y, también, en cómo los estatus y rangos influyen en el modo de vida de las personas.
De principio a fin en Los Pazos de Ulloa sentirás sentimientos encontrados. De personajes que te caen mal y los vas entendiendo y otros que nunca llegas a entender. El misterio de si a Julián le apasiona más la imagen virginal de Nucha o su propio libro y su señor que en los cielos está. En este Pazo de aspecto lúgubre se guardan muchos secretos y Doña Emilia con gran maestría los va sacando a relucir mientras realiza uno de las mayores juicios al poder político y cómo se conseguía en la Galicia rural.
No cabe duda de que es un libro escrito por una gallega, esas expresiones que nos acompañan, ese miedo al mal de ojo, esa veneración a la iglesia y la corrupción política. Doña Emilia parece estar retratando una aldea rural en la actualidad si le quitamos un poco el poder del párroco aunque sigan teniendo el suyo, sólo hay que mencionar que la división territorial media de Galicia son las parroquias que vienen de los suevos y vienen de párroco. El dueño y señor del territorio. Aunque Julián sea un personaje que acabe ganando algo de valor en el libro por sus acciones con respecto a las situaciones que atraviesan las mujeres como seres débiles concebidas por una sociedad patriarcal, hay que decir que Doña Emilia crítica su poder desde el principio y cómo podía éste tener la decisión de querer echar o no a Sabel y mandar en Perucho y en muchos otros personajes si no era el señor del Pazo. Ese retazo de texto que parece halagar las misiones en la vida de Julián no son más que un derechazo directo de la escritora al poder que tanto este como los políticos albergaban sobre los pobres, y como la concepción social del dinero lo hacía todo.
Los Pazos de Ulloa es un retrato fiel a una Galicia rural abocada en la esperanza de la religión porque las tradiciones le comen el alma y se la entregan al diablo. Doña Emilia es capaz de transmitir el miedo del ser gallego, esa capacidad de ocultarnos por serlo, esa sensación de vivir entre gente ignorante que nos han hecho creer que somos los gallegos. Al final todos es cuestión de percepciones y desde siglos atrás a los gallegos siempre nos han inculcado ser los de las parroquias y las vacas, los caciquistas y fachas pero en realidad existe una resistencia a esa idea, y en ella encontramos a escritoras como Doña Emilia y los escritores do rexurdimento galego que intentaron luchar ante la política de la quema de la cultura que ahora parece estar más presente que nunca.
De principio a fin en Los Pazos de Ulloa sentirás sentimientos encontrados. De personajes que te caen mal y los vas entendiendo y otros que nunca llegas a entender. El misterio de si a Julián le apasiona más la imagen virginal de Nucha o su propio libro y su señor que en los cielos está. En este Pazo de aspecto lúgubre se guardan muchos secretos y Doña Emilia con gran maestría los va sacando a relucir mientras realiza uno de las mayores juicios al poder político y cómo se conseguía en la Galicia rural.
No cabe duda de que es un libro escrito por una gallega, esas expresiones que nos acompañan, ese miedo al mal de ojo, esa veneración a la iglesia y la corrupción política. Doña Emilia parece estar retratando una aldea rural en la actualidad si le quitamos un poco el poder del párroco aunque sigan teniendo el suyo, sólo hay que mencionar que la división territorial media de Galicia son las parroquias que vienen de los suevos y vienen de párroco. El dueño y señor del territorio. Aunque Julián sea un personaje que acabe ganando algo de valor en el libro por sus acciones con respecto a las situaciones que atraviesan las mujeres como seres débiles concebidas por una sociedad patriarcal, hay que decir que Doña Emilia crítica su poder desde el principio y cómo podía éste tener la decisión de querer echar o no a Sabel y mandar en Perucho y en muchos otros personajes si no era el señor del Pazo. Ese retazo de texto que parece halagar las misiones en la vida de Julián no son más que un derechazo directo de la escritora al poder que tanto este como los políticos albergaban sobre los pobres, y como la concepción social del dinero lo hacía todo.
Los Pazos de Ulloa es un retrato fiel a una Galicia rural abocada en la esperanza de la religión porque las tradiciones le comen el alma y se la entregan al diablo. Doña Emilia es capaz de transmitir el miedo del ser gallego, esa capacidad de ocultarnos por serlo, esa sensación de vivir entre gente ignorante que nos han hecho creer que somos los gallegos. Al final todos es cuestión de percepciones y desde siglos atrás a los gallegos siempre nos han inculcado ser los de las parroquias y las vacas, los caciquistas y fachas pero en realidad existe una resistencia a esa idea, y en ella encontramos a escritoras como Doña Emilia y los escritores do rexurdimento galego que intentaron luchar ante la política de la quema de la cultura que ahora parece estar más presente que nunca.