A review by linorris_
Las Dos Torres by J.R.R. Tolkien

4.0

Yo pensaba que los personajes maravillosos de las leyendas salían en busca de aventuras porque querían tenerlas, y les parecían excitantes, y en cambio la vida era un tanto aburrida: una especie de juego, por así decir. Pero con las historias que importaban de veras, o con esas que uno guarda en la memoria, no ocurría lo mismo. Se diría que los protagonistas se encontraban de pronto en medio de una aventura, y que casi siempre ya tenían los caminos trazados, como dice usted. Supongo que también ellos, como nosotros, tuviern muchas veces la posibilidad de volverse atrás, sólo que no la aprovecharon. Quizá, pues, si la aprovecharan tampoco lo sabríamos, porque nadie se acordaría de ellos. Porque sólo se habla de los que continuaron hasta el fin... y no siempre terminan bien, observe usted; al menos no de ese modo que la gente de la historia, y no la gente de fuera, llama terminar bien.

Así reflexiona Samsagaz Gamyi con su señor Frodo, en las muchas ocasiones en que se plantean el porqué de su misión. Y es que se trata de un libro que habla de temas como el destino, el compromiso, la lealtad o la amistad. A falta de leer El retorno del rey, me atrevería a decir que es el más oscuro de la trilogía. Porque aquí no pasan cosas malas, sólo se las anuncia. Es un libro lleno de miedo: miedo a la guerra que se avecina y que todos ya saben inevitable, miedo a perder a los compañeros y amigos y, sobre todo, miedo a fracasar. Pues, si fracasa la Compañía, ¿qué sentido tiene seguir luchando? La duda es otra constante. Todos los personajes están atormentados y, sin embargo, procuran avanzar: "Si no los encontramos pronto, no podremos ayudarlos mucho, excepto sentarnos con ellos y mostrarles nuestra amistad y morirnos juntos de hambre."

Además, aparecen señales de esperanza paralelas en dos momentos estructuralmente muy importantes de la narración de Tolkien: la aparición de Gandalf el Blanco y la compasión que Gollum despierta dentro de Frodo. Un poco más adelante, otros dos momentos similares que hacen ver que no está todo perdido: los refuerzos en el Abismo de Helm y la Luz de Ëarendil. La metáfora de la noche o la oscuridad también es directa, sencilla y paralela en ambas historias. Porque esta novela se divide en dos libros, que habla de las aventuras de los despojos de la Comunidad en Rohan en el primero, y del camino de Frodo y Sam hacia Mordor en el segundo.

Tal vez por esto mismo se me ha hecho un poco más pesado que La comunidad del Anillo. El paralelismo a veces es evidente y, si bien la dinámica entre Frodo, Sam y Gollum tiene suficiente espacio para desarrollarse, la celeridad de los encuentros en Rohan e Isengard con el resto de la Comunidad a veces aparecen nebulosos o poco relevantes. Hay momentos fantásticos, como el encuentro con Bárbol y la historia de las Ent-Mujeres, o el enfrentamiento con Saruman en Orthanc, pero no deja de parecerme un poco hueca la descripción de Rohan y sus linajes, por ejemplo, comparando con la paz que rebosaban Rivendel o la Comarca. En fin, claro está, esta es parte de la magia de la propia novela: el ritmo acelerado de la guerra se impone también, no sólo entre los personajes, sino durante la propia lectura para el lector. Tal vez también a Merry le hubiera gustado detenerse con Bárbol, o a Gimli admirar pausadamente las galerías del Abismo de Helm. Pero no pudo ser para ellos, así que tampoco podrá ser para nosotros.

Y a pesar de toda esta oscuridad, de este ser-arrastrados-a de manera inexorable por la que pasan todos los miembros de la Compañía, aún nos encontramos remansos más de paz que de esperanza, una sencillez, una pausa en este torbellino de novela. Así, Legolas propone a Gimli: "Si los dos regresamos sanos y salvos de los peligros que nos esperan, viajaremos algún tiempo juntos. Tú visitarás Fangorn conmigo y luego yo vendré contigo a ver el Abismo de Helm." O también nos encontramos a Pippin y a Merry descansando entre los despojos de Isengard: Estaban rodeados de botellas y tazones y escudillas, como si acabaran de disfrutar de una buena comida, y ahora descansaran. Uno parecía dormir; el otro, con las piernas cruzadas y los brazos en la nuca, se apoyaba contra una roca y echaba por la boca volutas y anillos de un tenue humo azul.

En fin, la novela va a vueltas con el tema de la épica y las canciones por las gestas de nuestros héroes que, a pesar de todo, tienen miedo, como se imagina Sam a todos de los que ha oído hablar. Son consciente de que serán recordados (no olvidemos que Tolkien se consideraba no un novelista, sino un cronista de la Tierra Media); también son conscientes de que las leyendas no dependen de ellos, pero sí la misión a la que se enfrentan y los amigos que han trazado a lo largo del camino.