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A review by carlosperezcasas
El italiano by Arturo Pérez-Reverte
3.0
Sentimientos contradictorios: me ha gustado la historia, pero no la trama.
Está muy bien rescatar estos episodios ocultos de nuestra historia, especialmente en un tema tan apasionante como los hombres-rana, pero tengo la sensación de que Pérez-Reverte (en colaboración con su editorial) ha hecho trampa en tres aspectos:
—En el formato tapa dura, las sangrías son exageradas para el tamaño de la hoja, lo que ha incrementado artificialmente el volumen del libro.
—Los diálogos... parecen de telegrafista. Todos los personajes hablan en tres o cuatro palabras, a veces monosílabos, lo que permite avanzar páginas y páginas sin haber leído ni doscientas palabras. Se siente como más relleno.
—Por último, el autor ha incluido como parte de la ficción una pseudoficticia labor de investigación, el «cómo conocí esta historia», que le ha servido para añadir páginas adicionales. Lo cual le quita aún más espacio a la historia principal, la que nos importa. Esta herramienta funcionó muy bien en «La reina del sur», pero porque ahí ambas historias tenían gravitas; aquí, no.
¿Qué quiero decir con esto? Que me da la impresión de que «El italiano» es una novela escrita con prisas, como si el autor quisiera quitarse cuanto antes una idea que tenía en el fondo de su mente, y en lugar de darle el formato de novela corta que una historia tan menuda merecía, o trabajar en serio en una novela de la extensión que se presenta, ha optado por estas extensiones que se sienten fraudulentas. Y las ganas por acabar de escribirla se perciban a cada página, como si «El italiano» fuese un bache entre producciones de mayor calado.
Teseo Lombardo y Elena Arbués se merecían una novela mejor. Se tendrán que conformar con una que «no está mal».
Está muy bien rescatar estos episodios ocultos de nuestra historia, especialmente en un tema tan apasionante como los hombres-rana, pero tengo la sensación de que Pérez-Reverte (en colaboración con su editorial) ha hecho trampa en tres aspectos:
—En el formato tapa dura, las sangrías son exageradas para el tamaño de la hoja, lo que ha incrementado artificialmente el volumen del libro.
—Los diálogos... parecen de telegrafista. Todos los personajes hablan en tres o cuatro palabras, a veces monosílabos, lo que permite avanzar páginas y páginas sin haber leído ni doscientas palabras. Se siente como más relleno.
—Por último, el autor ha incluido como parte de la ficción una pseudoficticia labor de investigación, el «cómo conocí esta historia», que le ha servido para añadir páginas adicionales. Lo cual le quita aún más espacio a la historia principal, la que nos importa. Esta herramienta funcionó muy bien en «La reina del sur», pero porque ahí ambas historias tenían gravitas; aquí, no.
¿Qué quiero decir con esto? Que me da la impresión de que «El italiano» es una novela escrita con prisas, como si el autor quisiera quitarse cuanto antes una idea que tenía en el fondo de su mente, y en lugar de darle el formato de novela corta que una historia tan menuda merecía, o trabajar en serio en una novela de la extensión que se presenta, ha optado por estas extensiones que se sienten fraudulentas. Y las ganas por acabar de escribirla se perciban a cada página, como si «El italiano» fuese un bache entre producciones de mayor calado.
Teseo Lombardo y Elena Arbués se merecían una novela mejor. Se tendrán que conformar con una que «no está mal».