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A review by efimerabonhomia
La promesa by Silvina Ocampo
3.0
3,5
¿Qué pensaría una persona que acaba de caer por la borda de un barco y sabe que va a morir en los próximos instantes?, ¿Os podéis imaginar que sucesión de recuerdos emulará su mente? Pues en La Promesa se nos presenta la respuesta.
Sin sobrepasar por mucho las cien páginas, en la única novela de Silvina Ocampo nos encontramos una mujer se enfrenta a estar en el mar, a la deriva, sin saber si va a ser rescatada o se ahogará. Jura ante Santa Rita que si sobrevive al incidente escribirá un libro que documente sus recuerdos, incluyendo la propia humillación. Es ahí cuando nos adentramos junto a ella en un vaivén de memorias recordando principalmente a las personas que acompañan en el día a día a nuestra protagonista.
Parece que intenta remembrar cada acción minuciosamente, como si necesitase que todo fuese nítido para volver a vivirlo de nuevo en la mente. En realidad, en ningún momento presenciamos la vida de la protagonista, somos espectadores de la vida de sus allegados a través de ella pero en ningún momento nos sentamos para ver sus recuerdos. Llegamos a preguntarnos si es real o no, si está ocurriendo. Y en ese momento se me hizo imposible no acordarme de Morel y de Bioy Casares, marido de Silvina Ocampo. Al parecer a ambos les gustaba jugar con la ambigüedad de los espacios tiempo y con narradores cuya mente ocultan lo que realmente es real: el sentimiento con el que los recuerdos se nos quedan grabados.
Hay olores, palabras, movimientos y sensaciones que nos evocan recuerdos; que están guardados en nosotros asociados a un sentimiento y eso, es imposible borrarlo.
¿Qué pensaría una persona que acaba de caer por la borda de un barco y sabe que va a morir en los próximos instantes?, ¿Os podéis imaginar que sucesión de recuerdos emulará su mente? Pues en La Promesa se nos presenta la respuesta.
Sin sobrepasar por mucho las cien páginas, en la única novela de Silvina Ocampo nos encontramos una mujer se enfrenta a estar en el mar, a la deriva, sin saber si va a ser rescatada o se ahogará. Jura ante Santa Rita que si sobrevive al incidente escribirá un libro que documente sus recuerdos, incluyendo la propia humillación. Es ahí cuando nos adentramos junto a ella en un vaivén de memorias recordando principalmente a las personas que acompañan en el día a día a nuestra protagonista.
Parece que intenta remembrar cada acción minuciosamente, como si necesitase que todo fuese nítido para volver a vivirlo de nuevo en la mente. En realidad, en ningún momento presenciamos la vida de la protagonista, somos espectadores de la vida de sus allegados a través de ella pero en ningún momento nos sentamos para ver sus recuerdos. Llegamos a preguntarnos si es real o no, si está ocurriendo. Y en ese momento se me hizo imposible no acordarme de Morel y de Bioy Casares, marido de Silvina Ocampo. Al parecer a ambos les gustaba jugar con la ambigüedad de los espacios tiempo y con narradores cuya mente ocultan lo que realmente es real: el sentimiento con el que los recuerdos se nos quedan grabados.
Hay olores, palabras, movimientos y sensaciones que nos evocan recuerdos; que están guardados en nosotros asociados a un sentimiento y eso, es imposible borrarlo.