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A review by truncarlos
Bestiario by Julio Cortázar
2.0
Siempre se dice de Cortázar que "El perseguidor" es su cuento-bisagra entre una primera etapa de cuentos estéticos y una segunda de cuentos verdaderamente literarios (él mismo nombra así cada una de las dos en sus clases de literatura).
Yo leí varios libros de relatos suyos antes de saber de esta diferencia, y al conocerla, siempre pensé que por alguna razón yo conectaba más con los del primer tipo. Bestiario se engloba en éstos, y pese a todo, no me han gustado tanto como los de "Todos los fuegos el fuego" u "Octaedro", supuestamente de su segunda etapa ("Las armas secretas" también me encantaron, y pertenecen a la transición entre ambas).
Estos cuentos son más neuróticos, caóticos, de descarga del escritor. Cuesta seguirlos, son nerviosos y el ritmo es un poco agotador.
Aquí tengo que sacar un tema que me irrita bastante: la insistencia de los críticos de su época en relacionar algunos cuentos de este libro (pasa también en otras ocasiones) con el peronismo y las inquietudes políticas del autor. Incluso negándolo éste, ellos insisten en que era así, aunque le hubiera salido de forma inconsciente. ¿Pero es que no conocéis ya a Cortázar? ¿No habéis visto lo fantasioso, alocado e introspectivo que es? Cuando ha querido dotar de una intención a sus obras, lo ha hecho de forma certera, elegante y completamente literaria, como en cuentos posteriores. No hace falta que se rebusque en sus metáforas y tramas.
Y bueno, si tengo que elegir alguno de los cuentos de este libro, lo tengo clarísimo: "Carta a una señorita en París". Espero no vomitar nunca conejitos blancos.
Yo leí varios libros de relatos suyos antes de saber de esta diferencia, y al conocerla, siempre pensé que por alguna razón yo conectaba más con los del primer tipo. Bestiario se engloba en éstos, y pese a todo, no me han gustado tanto como los de "Todos los fuegos el fuego" u "Octaedro", supuestamente de su segunda etapa ("Las armas secretas" también me encantaron, y pertenecen a la transición entre ambas).
Estos cuentos son más neuróticos, caóticos, de descarga del escritor. Cuesta seguirlos, son nerviosos y el ritmo es un poco agotador.
Aquí tengo que sacar un tema que me irrita bastante: la insistencia de los críticos de su época en relacionar algunos cuentos de este libro (pasa también en otras ocasiones) con el peronismo y las inquietudes políticas del autor. Incluso negándolo éste, ellos insisten en que era así, aunque le hubiera salido de forma inconsciente. ¿Pero es que no conocéis ya a Cortázar? ¿No habéis visto lo fantasioso, alocado e introspectivo que es? Cuando ha querido dotar de una intención a sus obras, lo ha hecho de forma certera, elegante y completamente literaria, como en cuentos posteriores. No hace falta que se rebusque en sus metáforas y tramas.
Y bueno, si tengo que elegir alguno de los cuentos de este libro, lo tengo clarísimo: "Carta a una señorita en París". Espero no vomitar nunca conejitos blancos.