A review by ines_garber
Trust Again by Mona Kasten
4.0
Esta es de las novelas que me cuesta puntuar. Si fuese posible le daría un 3 y un 5 al mismo tiempo.
Lo que tengo con la pareja de este libro es puro amor-odio. La amo con todo mi corazón, pero la he llegado a odiar muchísimo.
No me malentendáis, amo a Dawn y a Spencer como una fangirl loca. Dawn es la protagonista ideal, es bajita y escritora. ¿Cómo no quererla? Ahora en serio, me he sentido súper identificada con ella. Le he cogido muchísimo cariño. Yo también escribo novelas así que entendí perfectamente sus preocupaciones y miedos sobre lo que escribía, sobre que otros lo leyeran, pero al mismo tiempo la emoción y la pasión que sentía por sus libros. Me ha encantado que la novela se centrase en eso bastante, y no solo en su relación con Spencer. La amistad que Dawn forja con Sawyer también me ha encantado. Las escenas en las que salían las dos juntas me ha mantenido con una sonrisa en la cara en todo momento. ¡Ah, y no se me puede olvidar mencionar al profesor Nolan! Creo que todo el mundo necesita un profesor como él en su vida. A mí, desde luego, tener a alguien como él de tutor me habría cambiado la vida (para bien).
Y Spencer... Ay, Spencer. Si la novela ya me ha parecido la definición perfecta de amor-odio, lo mío con Spencer sobrepasa esos niveles. Literalmente, lo amo con todas las letras de la palabra. Y al mismo tiempo, es el primer chico que me hace sufrir tanto desde hace siglos. Es como que, sus momentos buenos han sido increíblemente buenos (al punto de emocionarme como una fangirl y sonreír como una estúpida enamorada), pero sus momentos malos han provocado incluso que quisiese dejar de leer y no volver a abrir el libro nunca más. Creo que se debe a que mi mente ya se había quedado con la imagen de Spencer siendo la cosa más bonita del planeta, y entonces cada vez que actuaba de manera fría y hería a Dawn, mi pobre corazón no lo soportaba. Es lo malo de esperar cosas buenas de alguien, que entonces a la mínima cosa mala que hacen te decepcionan. Esto cuando me gustaban los “bad boys” no pasaba. Más bien era todo lo contrario, esperaba tantas cosas malas de ellos que cuándo hacían algo bien me emocionaba.
Me estoy enrollando mucho, así que no voy a hablar más de Spencer, por mucho que me atraiga. Creo que hay una manera muy buena de resumir lo que me ha parecido el libro: lo he llenado de lineas rosas. Utilizo el bolígrafo rosa para subrayas cosas que me hacen sentir, y Spencer y Dawn me han hecho sentir muchas cosas.
Tengo muchísimas ganas de leer el siguiente porque sé que me encantará también, y porque Sawyer merece la pena.
“No sentía nada de nada, y al mismo tiempo me dolía tanto que a veces no podía ni respirar.”
“Eso fue algo que aprendí esa misma noche: el dolor propio no era comparable al que se experimentaba cuándo lo sufría alguien a quien querías. Ése era mucho peor.”
“Fue como un primer beso, como un segundo beso, o como el beso número veintisiete.”
Lo que tengo con la pareja de este libro es puro amor-odio. La amo con todo mi corazón, pero la he llegado a odiar muchísimo.
No me malentendáis, amo a Dawn y a Spencer como una fangirl loca. Dawn es la protagonista ideal, es bajita y escritora. ¿Cómo no quererla? Ahora en serio, me he sentido súper identificada con ella. Le he cogido muchísimo cariño. Yo también escribo novelas así que entendí perfectamente sus preocupaciones y miedos sobre lo que escribía, sobre que otros lo leyeran, pero al mismo tiempo la emoción y la pasión que sentía por sus libros. Me ha encantado que la novela se centrase en eso bastante, y no solo en su relación con Spencer. La amistad que Dawn forja con Sawyer también me ha encantado. Las escenas en las que salían las dos juntas me ha mantenido con una sonrisa en la cara en todo momento. ¡Ah, y no se me puede olvidar mencionar al profesor Nolan! Creo que todo el mundo necesita un profesor como él en su vida. A mí, desde luego, tener a alguien como él de tutor me habría cambiado la vida (para bien).
Y Spencer... Ay, Spencer. Si la novela ya me ha parecido la definición perfecta de amor-odio, lo mío con Spencer sobrepasa esos niveles. Literalmente, lo amo con todas las letras de la palabra. Y al mismo tiempo, es el primer chico que me hace sufrir tanto desde hace siglos. Es como que, sus momentos buenos han sido increíblemente buenos (al punto de emocionarme como una fangirl y sonreír como una estúpida enamorada), pero sus momentos malos han provocado incluso que quisiese dejar de leer y no volver a abrir el libro nunca más. Creo que se debe a que mi mente ya se había quedado con la imagen de Spencer siendo la cosa más bonita del planeta, y entonces cada vez que actuaba de manera fría y hería a Dawn, mi pobre corazón no lo soportaba. Es lo malo de esperar cosas buenas de alguien, que entonces a la mínima cosa mala que hacen te decepcionan. Esto cuando me gustaban los “bad boys” no pasaba. Más bien era todo lo contrario, esperaba tantas cosas malas de ellos que cuándo hacían algo bien me emocionaba.
Me estoy enrollando mucho, así que no voy a hablar más de Spencer, por mucho que me atraiga. Creo que hay una manera muy buena de resumir lo que me ha parecido el libro: lo he llenado de lineas rosas. Utilizo el bolígrafo rosa para subrayas cosas que me hacen sentir, y Spencer y Dawn me han hecho sentir muchas cosas.
Tengo muchísimas ganas de leer el siguiente porque sé que me encantará también, y porque Sawyer merece la pena.
“No sentía nada de nada, y al mismo tiempo me dolía tanto que a veces no podía ni respirar.”
“Eso fue algo que aprendí esa misma noche: el dolor propio no era comparable al que se experimentaba cuándo lo sufría alguien a quien querías. Ése era mucho peor.”
“Fue como un primer beso, como un segundo beso, o como el beso número veintisiete.”