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A review by otapavel
Manual para mujeres de la limpieza by Lucia Berlin
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medium-paced
- Plot- or character-driven? Character
- Loveable characters? Yes
RAZONES POR LAS QUE LUCIA BERLIN GUSTA MUCHO A LOS SEÑOROS
Recuerdo que este libro tuvo muchísimo éxito cuando salió, hace unos cuantos años ya. Sorprendentemente, es un libro que tiene la capacidad de gustar a un público muy diverso. Por ejemplo, le gustó mucho a los señoros conservadores-católicos. Teniendo en cuenta algunos de los temas que trata Lucia Berlin en sus relatos (alcoholismo, familias desestructuradas, cárceles, sexo esporádico) esto puede resultar contradictorio.
Sin embargo, el otro día, reflexionando un poco sobre esto, me di cuenta de que no es así. Poniendo un poco a la autora en perspectiva, Lucia Berlin fue una mujer que vivió muchas vidas en una. Tuvo cuatro hijos de tres maridos distintos (a los que cuidó ella sola, evidentemente), nació con una desviación de columna por la que los doctores le pronosticaron que no viviría más allá de los treinta años, cayó en el alcoholismo y se recuperó, y trabajó en mil cosas distintas mientras tanto (de ahí el título de la colección de relatos).
¿Por qué una señora con una vida así, plasmada en sus relatos -uno de sus hijos contaba que no eran totalmente autobigráficos, pero casi- iba a interesar a ese perfil de lectores? En mi opinión, por una serie de razones:
- Era muy guapa. Parecía una persona de la aristocracia en el exilio.
- Lejos de ser una broma, la primera razón va entroncada con esta: Berlin es una señora blanca envuelta en situaciones difíciles. Su actitud al narrarse, además, no es furiosa, sino serena; son relatos escritos en su madurez, cuando ya se había recuperado del alcoholismo.
- Sus relatos, además, permiten al lector señoro asomarse a la dificultad y fealdad de la sociedad, pero sin tener que tocarlo. Al fin y al cabo, la vida necesita de personajes estrambóticos, que se salgan de los roles sociales, siempre y cuando no terminen por cambiar nada.
- Otra cuestión que me parece reseñable es el hecho de que la presencia masculina, en los relatos de Berlin, está siempre ahí, muchas veces en modo de ausencia. Al fin y al cabo, ella vivió su juventud en los 50-60. En autoras estadounidenses de relatos de generaciones posteriores, como Amy Hempel, se nota una mirada más independiente.
A mí (que no soy un señoro y espero no convertirme nunca en uno; si lo hago, venid y pegadme un tiro, por favor) me gusta por estas razones y por muchas otras, como el compañerismo y la generosidad que hay entre la gente que tiene poco o nada (que parece ya de otra época); México como escenario sucio y libre, frente a la rigidez de los Estados Unidos; la sensación que transmite de que, por muy abajo que estés, siempre puede haber alguien que quizá no te salve, pero que sí puede verte tal como eres y apreciarte así.