A review by linorris_
Claudio Monteverdi. «Lamento della Ninfa» by Ramón Andrés

5.0

Ella canta y, a medida que se duele de la ausencia, la música, como un anfiteatro, dispone unas gradas que hacen que todo sea vivido como descenso y se aclimate a la sombra de lo que es declive: esos escalones son cuatro notas que descienden (la-sol-fa-mi), y lo hacen imperturbables treinta y cuatro veces durante su lamento, un tetracordo que repite, a todo humano, que las jornadas son un declinar.

Un libro de Ramón Andrés corto, sencillo y, sobre todo, evocador. Y esto es lo mejor que puedo decir de cualquier libro contemporáneo que reflexiona sobre la tradición, porque es muy difícil repensar y hacer pensar a quien cree que ya la conoce. Cercano tanto al ensayo como a la reseña, nos brinda un hermoso y contradictorio plexo de escenas renacentistas: las ciudades sucias y con cúpulas, el conflicto musical entre la polifonía y la seconda prattica, los numerosos artistas renacentisas que terminan sus días hastiados de la pompa cortesana. En este sentido, me parece muy enriquecedora la visión que sugiere del Renacimiento como un cierto prebarroco, aunque no es nada nuevo. "Lo que había al otro lado del bosquecillo que deja ver Ghirlandaio en los frescos de los Estigmas de San Francisco es el desorden causado por la difícil supervivencia..." en la ciudad. Explica, de esta manera, el frágil inicio de la bucólica renacentista.

Así, pasamos de la ciudad a las ninfas, y de éstas al arte de la época. Del arte, repasamos las ciencias (incluida la filosofía, de donde el individualismo racionalista surge necesariamente). Y de todo esto, andamos a vueltas constantemente en torno a la música: pues el lamento de una ninfa, sin ser concreta, no es nada; y sin que nadie la escuche y, es más, sin ser escuchada. Todo en la música, como en la revolución científica, comienza a orbitar en torno a un único elemento: la melodía.

Así, poco a poco, enumeración tras enumeración (y hay muchas), llegamos hasta el Lamento della Ninfa. Un bello comentario, sucinto pero ajustado a sus finalidades, le permiten concluir con una reflexión contundente: "El canto como restitución" de lo ya sido, de lo que no va a volver. El paso al Barroco, el reconocimiento de la pérdida y, sin embargo, del flujo constante del mundo, del sonido, de la música.