A review by montse_rius
Las mocedades de Rodrigo by Almijara Barbero Carvajal

4.0

«Burgeses et burgesas por las finiestras son, / plorando de los oios, tanto auyen el dolor. / Delas sus bocas todos dizian una razon: / "Dios, que buen vassalo, si ouiesse buen Señor!"». Así rezan los versos 17-20 del famoso Cantar. Media un abismo entre este "buen vasallo" y el de Almijara; su "señor", según la morfología actual, es una Señora (aunque si nos atenemos a las cantigas y las primeras canciones de amor, Señor seguiría siendo una mujer). El Cid de estos versos parte, ya adulto, desterrado, mal pagado por sus servicios. ¿El motivo del destierro? Especulaciones de la literatura y la historia que se recogen, parcialmente, en esta novelette.

Tener en mente que se trata de una ucronía es fundamental para disfrutar de estas Mocedades de menos de doscientas páginas, que podrían aumentarse sin dificultad con unos márgenes más amplios y reducirse drásticamente con un tamaño menor de letra. Lo que quiero decir con esto es que la extensión de la copia en papel es irrelevante para la calidad de la obra, salvo porque se acaba. De pronto estás leyendo y la siguiente página es la última, y eso pasa sin que te des (casi) cuenta. Así de ágil y divertida es la lectura, así de atrapante. El 'casi' lo incluyo porque, si eres fan de la materia cidiana, algunos detalles pueden sacarte de la lectura, porque el mundo construido por Almijara no encaja con el canon. Pero el canon está ahí para hacerte disfrutar de la lectura a otro nivel, para ver guiños, no para atarte de manos y ponerte una pistola en la cabeza; disfrutar, por ejemplo, viendo la relación de Rodrigo y Alfonso, viendo a Sancha, pensando en la estructura.

Esta novelette es para disfrutar, reír y emocionarse por igual, sin dejarse obstaculizar por la aridez del mitificado siglo XI, aquí desacralizado, ameno y cercano. Ojalá más personajes de la épica castellana tratados así. Ojalá más Geperudetas, Amparos, Martirios e Inocencias y menos Marías de Berceo. Más Barbero Carvajal y menos Menéndez Pidal. Más lectura gustosa sobre el Cid y menos héroe rancio vinculado a tradiciones altamente cuestionables. Y, por supuesto, más Urraca.