A review by little_raven
La tumba de las luciérnagas, by Akiyuki Nosaka

2.0

Akiyuki Nosaka escribió las dos novelas cortas que contiene este libro (aunque la portada diga solo «La tumba de las luciérnagas», también incluye «Las algas americanas»). La Segunda Guerra Mundial ocupa un lugar preponderante en su obra, producto de haber sufrido en carne propia los bombardeos estadounidenses a la ciudad de Kobe durante sus años mozos.

De hecho «La tumba de las luciérnagas», el más conocido de los dos títulos por la adaptación a cargo del célebre Studio Ghibli (la cual aún no he visto), está basado en las experiencias del autor durante ese período. Y si hay algo que salta a la vista, es que se trata de un relato cruel. Para muestra, un botón: nada mas comenzar, vemos al protagonista muriendo en una estación de tren tras un ataque de diarrea. Luego, la narración retrocede al comienzo de los bombardeos; allí el autor va hilando miserias en una sucesión que no me convenció demasiado (por no mencionar que el funesto desenlace podría haber sido evitado por el protagonista con relativa facilidad). Honestamente lo que se nos va contando no me ha parecido demasiado memorable o lírico siquiera, a excepción del pasaje que da nombre a la novela. Me hizo acordar, en ese sentido, al desprecio que me generó «Mi planta de naranja-lima». Opinión poco popular la mía, ya que solo leo alabanzas por doquier. Pero bueno, propongo a [a:Kenzaburō Ōe|3439713|Kenzaburō Ōe|https://images.gr-assets.com/authors/1328701262p2/3439713.jpg], si la crueldad literaria es lo vuestro.

«Las algas americanas» me ha gustado bastante más. Tenemos aquí a Toshio, típico representante de la generación de posguerra, en la que aún persiste cierto resentimiento hacia los Estados Unidos. Debido a esto, cuando unos amigos norteamericanos de su mujer avisan que les harán una visita, comienza una reacción en su interior, una especie de lucha entre el rechazo a Norteamérica y la obligada hospitalidad japonesa. Aquí el autor describe con gran maestría la sensación que dejó la ocupación yankee en la mentalidad nipona de su época (desde el nivel de inglés paupérrimo que manejaban hasta la relación de amor-odio para con el chicle), y cierto orgullo también, una especie de "miren, ni con dos bombas atómicas pudieron detener nuestro progreso, vean todo lo que logramos". Sin duda, esta novelilla es lo que salva el libro del desastre, para mí.