He terminado de leer este libro que ha sido mi casi primera incursión en la ci-fi. Me ha gustado mucho y hasta me he emocionado en un par de ocasiones sin ser yo nada de eso. 😅 Supongo que el que sea un solar-punk ha sido clave para engancharme. Plantea con facilidad muchas cuestiones y reflexiones interesantes. Los personajes son adorables (muches son no-binaries) y el worldbuilding es conciso y mola mucho. Y la traducción de Carla Bataller Estruch está requetebién.
Victoria se despierta y analiza su dolor de espalda. Poco después está sirviendo cafés en un local de una cadena de restauración. Puede parecer la historia habitual de una inmigrante española en el reino unido con un trabajo precario que comparte piso y tiene un novio también español, pero lo que ocurre no es nada habitual. ¿En qué momento se desvía esta narración de todo lo esperable? ¿Cuando Victoria se entera de que está embarazada? ¿Cuando ella y su novio tienen un accidente de coche? ¿Cuando decide escribir a Alicia? Quizá estaba ya todo ahí, deslizándose por la pendiente, antes de que Victoria se despertase aquella mañana.
Con una prosa que roza lo poético en muchas ocasiones y con una precisión léxica de afilado escalpelo, Marta J. Sanchís nos empuja a una travesía por las circunvoluciones del cerebro, siguiendo el pensamiento de Victoria, quizás extrarracional, quizás alucinado.
Su protagonista, aparentemente inofensiva y frágil, nos adentra en lo más oscuro de los líquidos íntimos, en un zoom desquiciado que es a medias radiografía, a medias vivisección. Sus descripciones logran una plasticidad asombrosa y una amplificación de las sensaciones que recuerda a algún estado de conciencia desviado.
¿Puede el dolor provocar estados alterados de conciencia? La percepción de la protagonista es, en ocasiones, tan afilada, que secciona los tejidos y la autora nos transmite con maestría esos desplazamientos de foco, ese mirar torcido y fuera de sitio que nos incomoda y, al tiempo, nos impele a seguir leyendo.
Concebir un ciervo es una historia que por su corporalidad y tono encuentro bastante cercana al body horror y, quizás por la combinación lírica entre lo coloquial, lo onírico y lo visceral coloca a esta novela en un lugar poco común en la narrativa nacional del momento.
Te gustará si te gusta Amy Hempel o si disfrutaste de Su cuerpo ha florecido de Kathryn Harlan.
«Como creo que ella no me permitirá abrazarla, me tumbo boca abajo en el suelo y sueño que me convierto en líquido y me derramo por las junturas de las baldosas, y soy feliz, soy feliz».
«Deseo arrastrarme, con el vientre contra el suelo como los cazadores, moviéndome así para alcanzarla y, al hacerlo, sostener su gemelo en mi mano y apretar la boca contra su tobillo para que mis labios hagan ventosa. Succionar a Alicia hasta que no le quede líquido; desprender de ella solamente los fluidos, porque espero que siga existiendo».
Me ha gustado bastante menos que los dos libros de relatos anteriores. Algunos me han resultado previsibles o anodinos, cuando no aburridos. Una lástima, porque es una autora que me ha encantado siempre.