Un libro muy breve pero muy duro de leer. La sensación de desarraigo que propicia y la confrotación con el propio capacitismo se agradece, porque algo de lo que construye este libro es un puente.
Me acerqué a este libro porque según era algo refrescante e innovador. Nada más lejos de la verdad. Muy Law & Order en clave de fantasía medieval, con un lenguaje aparentemente cuidado que en realidad esconde que la historia no es novedosa y que la única personaja importante (la narradora) carece de agencia alguna y depende todo el tiempo de otros vatos que la rodean.
A veces me repito que debo dejar de hacerle caso a opiniones de extrañxs en internet cuando hablen de la fantasía escrita por vatos hegemónicos y mejor reanudo alguno de los varios títulos que tengo pausados escritos por otras personas que no sean el statusquo. La próxima vez le haré más caso a mi intuición.
Un cierre interesante al arco de Storm y Magneto que habría iniciado con la era Krakoa y que Al Ewing llevara a cuestas por casi tres años. Aunque el cierre deja fuera muchas semillas que había plantado al principio de su etapa en X-Men Red, acá Ewing y Vecchio muestran que el viaje puede ser muchísimo más interesante que a dónde se va. Sólo le pesa ser cómic de superhéroes porque estxs iconos se transforman relativamente poco y también porque la continuidad de la que bebe hace de esta historia un difícil punto de entrada. Superados esos dos, es algo brutal e impresionante que un cómic contemporáneo exiga a su audiencia tomarse su tiempo asimilando todo lo que se despliega en tan pocas páginas. Espero que envejezca bien.
Me gustó mucho la estructura y cómo se engarza con la historia y da un cierto soporte a la construcción de mundo. De todos modos, el ritmo a ratos desentona con la alternancia de voces narrativas. El resultado de los cabos que ata es muy apresurado, y le resta coherencia al desarrollo de los personajes: no porque los contradiga, sino porque les resta tensión y resultan demasiado homogéneos para lo complejo que es el mundo que construye.