mariavazquezsolaun's review
4.0
Los chicos de mi juventud es un conjunto de relatos de auto ficción que cobran sentido cuando se han leído todos. Uno a uno los relatos van dibujando la vida de la protagonista en diferentes etapas de su vida. Y es así como poco a poco vas conociéndola y sin darte cuenta, encariñándote de ella.
Jo Ann Beard no me impresionó desde el comienzo, de hecho el primer relato con el que lo hizo fue el quinto: "Detrás de la mosquitera", aunque desde el principio me llamó la atención su acidez, su cercanía y su forma de adaptar cada narración a la edad de su protagonista. Me gustaron también mucho "Primas", "La espera" y "Los chicos de mi juventud", el relato que da nombre al libro que tanto puede confundir respecto a lo que uno se va a encontrar.
Porque no, los chicos de Jo Ann Beard no son los protagonistas de esta historia, sino una excusa. Las protagonistas son indudablemente ellas, las mujeres que forman parte de su vida: su madre y su tía a quienes su prima y ella observaban de pequeñas; su hermana, con la que comparte horas familiares; y sus amigas, con las que intercambia charlas sobre los chicos de su vida: los que desearon en secreto, con los que se casaron, los que las hicieron daño y de los que se divorciaron.
Hay algo en estos relatos más allá de la propia historia que te atrapa. No pertenezco a la misma generación de la autora y sin embargo muchos paisajes, situaciones y conversaciones me han llevado a mi propio pasado y me han hecho por un rato pensarme dentro de la historia. No sé si tiene mucho sentido lo que digo pero es lo que ha hecho que Los chicos de mi juventud haya tenido finalmente ese algo especial para mi.
Volveré a la autora porque me gusta su cotidianeidad, su cercanía, su naturalidad y ese punto ácido y divertido incluso en los relatos mas tremendos.
Jo Ann Beard no me impresionó desde el comienzo, de hecho el primer relato con el que lo hizo fue el quinto: "Detrás de la mosquitera", aunque desde el principio me llamó la atención su acidez, su cercanía y su forma de adaptar cada narración a la edad de su protagonista. Me gustaron también mucho "Primas", "La espera" y "Los chicos de mi juventud", el relato que da nombre al libro que tanto puede confundir respecto a lo que uno se va a encontrar.
Porque no, los chicos de Jo Ann Beard no son los protagonistas de esta historia, sino una excusa. Las protagonistas son indudablemente ellas, las mujeres que forman parte de su vida: su madre y su tía a quienes su prima y ella observaban de pequeñas; su hermana, con la que comparte horas familiares; y sus amigas, con las que intercambia charlas sobre los chicos de su vida: los que desearon en secreto, con los que se casaron, los que las hicieron daño y de los que se divorciaron.
Hay algo en estos relatos más allá de la propia historia que te atrapa. No pertenezco a la misma generación de la autora y sin embargo muchos paisajes, situaciones y conversaciones me han llevado a mi propio pasado y me han hecho por un rato pensarme dentro de la historia. No sé si tiene mucho sentido lo que digo pero es lo que ha hecho que Los chicos de mi juventud haya tenido finalmente ese algo especial para mi.
Volveré a la autora porque me gusta su cotidianeidad, su cercanía, su naturalidad y ese punto ácido y divertido incluso en los relatos mas tremendos.
juannaranjo's review
Como Lucia Berlin o Vivian Gornick, Jo Ann Beard pertenece a esa estirpe de autoras estadounidenses que condensan su vida en relatos de autoficción con forma de espejitos que, al unirse, forman una gran bola de discoteca. Su escritura es ácida y está salpicada de humor, autoconsciencia y sinceridad.
El nombre del libro puede llevar a error porque, aunque, efectivamente, los hombres que han pasado por su vida tienen un peso importante en la trama, las auténticas protagonistas de estos relatos son las mujeres con las que Beard ha charlado sobre ellos. Lejos de ser un catálogo de conquistas, este libro es un homenaje a las charlas sobre esas conquistas que se tienen —a veces entre hipidos, a menudo por teléfono, casi siempre en un estado alterado de la realidad— con primas, madres o amigas íntimas.
Los relatos que más me han gustado de este libro son absolutamente inconexos y muy diferentes entre sí, incluso en su género: «Detrás de la mosquitera», en el que cuenta cómo ve a su familia disfrutar del 4 de julio mientras ella está encerrada por culpa de la alergia; «El cuarto estado de la materia», su relato más famoso, en el que cuenta el tiroteo en la Universidad de Iowa que se llevó por delante a varios de sus amigos; «Ahí afuera», un espeluznante thriller en el que es hostigada por un conductor enloquecido por una carretera perdida del desierto; y «Los chicos de mi juventud», que da título al libro, en el que hace un repaso por los flechazos de su vida y rememora cómo su íntima amiga siempre ha sido silencioso testigo de todos ellos.
El nombre del libro puede llevar a error porque, aunque, efectivamente, los hombres que han pasado por su vida tienen un peso importante en la trama, las auténticas protagonistas de estos relatos son las mujeres con las que Beard ha charlado sobre ellos. Lejos de ser un catálogo de conquistas, este libro es un homenaje a las charlas sobre esas conquistas que se tienen —a veces entre hipidos, a menudo por teléfono, casi siempre en un estado alterado de la realidad— con primas, madres o amigas íntimas.
Los relatos que más me han gustado de este libro son absolutamente inconexos y muy diferentes entre sí, incluso en su género: «Detrás de la mosquitera», en el que cuenta cómo ve a su familia disfrutar del 4 de julio mientras ella está encerrada por culpa de la alergia; «El cuarto estado de la materia», su relato más famoso, en el que cuenta el tiroteo en la Universidad de Iowa que se llevó por delante a varios de sus amigos; «Ahí afuera», un espeluznante thriller en el que es hostigada por un conductor enloquecido por una carretera perdida del desierto; y «Los chicos de mi juventud», que da título al libro, en el que hace un repaso por los flechazos de su vida y rememora cómo su íntima amiga siempre ha sido silencioso testigo de todos ellos.
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